El ilustrador mexicano Juan Gedovius es escritor y también músico. Su material gráfico se diversifica en revistas, carteles, folletos, manuales, arte discográfico, museografías, libros de texto y literatura, escenografías, murales y reproducciones a gran escala. Cuenta con más de cuarenta publicaciones y numerosas exposiciones dentro y fuera del país.

 

El artista ha sido galardonado con importantes premios internacionales como la Mención Especial en White Ravens y ha estado en la Lista de Honor de la International Board on Books for Young People, IBBY. Lo entrevistamos por el lanzamiento de su nuevo libro Jack el Cazagigantes y todo esto nos contó:

¿Cómo surge tu pasión por la Ilustración?

Dibujar siempre fue parte de mis necedades diarias, lo hago desde niño porque me gusta dibujar. Sin ánimos de pensar, en que esto se convertiría en algo más allá que el disfrute que implica estar dibujando, empecé a hacerlo por gusto y eventualmente se juntaron ciertas cosas y surgió la oportunidad de hacer un libro, lo tomé como una chambita más y de repente, les gustó, y te mandan a hacer otro y cuando volteas descubres que ya tienes siete libros, dices, ¿pasó algo?, pero, no me había dado cuenta, ¿en qué momento se convirtió en algo más profesional?, por llamarlo así.

¿Cómo fuiste descubriendo los cuentos clásicos que has ilustrado?

Los clásicos siempre han estado ahí, consciente o inconscientemente son parte de nuestra cultura, desde películas y disfraces de Halloween, hasta en agendas los tenemos presentes. Aunque no hayamos leído los libros sabemos quién es Peter Pan, Alicia en el País de las Maravillas, y quizás, otros menos, cuando nos llegan algunos textos que no conocemos tanto, como La caza del Snark. En un principio, no quería hacer clásicos porque me parecía que no valían la pena, si ya todo mundo había hecho los clásicos y si ya estaban escritos. Fue muy lindo darme cuenta de que estaba en una equivocación y que había otras maneras de reinterpretarlos, fue un poco el juego del azar y el gusto de compartir, de encontrar una respuesta linda en estos clásicos. Un día me dijeron, vamos a hacer un clásico, El Principito, queremos que lo ilustres y fue una experiencia muy linda, como toparse con un mundo que no tomaba en cuenta y evidentemente no conocía, pensaba que hacer un clásico significaba que había acabado toda intención en tu vida, que ya habías perdido toda tu meta creativa, y no, la verdad es que fue una experiencia muy linda. Para ventaja, desventaja, desgracia o gracia divina, afortunadamente le fue muy bien a ese libro, y de repente me dijeron, ahora hagamos una colección completa, y fue como abrir la caja de Pandora, porque actualmente seguimos haciendo clásicos.

¿Cómo seleccionan esos clásicos?

Es un acto que hago en conjunto con mi editora, Amanda Calderón, últimamente estamos muy conscientes en hacer libros con la más alta calidad posible. Teníamos la intención de hacer Gulliver pero es muy extenso y van a ser unos librotes, para hacerlos en la calidad con la que estamos acostumbrados, va a ser costoso y quizá no es el mejor momento de hacerlo, entonces, nos fuimos al otro lado, a hacer libros que sean más accesibles, muy bien armados, diseñados, con buen papel y en pasta dura, esto determina el tipo de clásico al que nos dirigimos. Cada año surge la misma pregunta, ¿cuál vamos a sacar?, y se vuelven, básicamente, disertaciones al calor del café, cualquier clásico que tomes, eventualmente, será una materia prima muy linda.

¿Cómo surgen las ilustraciones, sobre todo del título que estás presentando?

Una de las cosas que más me gustó de Jack el Cazagigantes, es, que es una especie de catálogo de bichos con otros clásicos personajes, como Jack y las habichuelas mágicas, que tiene pocos personajes y muy divertidos. Del nuevo libro, me gustó que hay un montón de gigantes, y todos son diferentes, hay gigantes de dos o tres cabezas, un demonio, un espectro, un mago y un montón de bichos que valían la pena traerlos a jugar con los pinceles. Aparte, tengo la suerte de retomar una historia medieval y el mismo diseño de todas estas plecas, esas maneras de hacer y acomodar el texto, es como una forma medieval muy moderna, pero medieval al final de cuentas. Tenemos, los capitulares, esos textos que siempre están presentes, tengo la suerte de incluir una letra bastante ilustrada y que es parte del texto.

Es como empezar a jugar con la imaginación y luego darte de topes porque, cuando dices, ¡ya lo hice, está perfecto e hice todo lo que tenía que hacer!, resulta que no sirve, lo ves y dices, no, algo de esto no funciona. Tuve que rehacer la mitad de las ilustraciones porque no me gustaban, no estaban en el camino correcto, empecé a buscar otra manera de generar gigantes, porque también tienes que crear un concepto, no es solo hacer un gigante, no debería de ser solamente una persona de gran tamaño, porque, hasta a nuestros gigantes contemporáneos, les estoy hablando de gigantes, gente que mide 2.10 o 2.30 metros de altura, y hasta cuando dibujamos llantas de bicicletas o de tractor, son diferentes porque están constituidas de manera distinta.

Había que generar un concepto de gigantes, no necesariamente distintos, pero sí gigantes alusivos a los tamaños que deben tener, es decir, eran gigantes con espaditas pequeñitas, porque eran de los humanos o tenían vestidos con indumentaria creada a partir de varias indumentarias de gente real, que debían hacer muy grandes. Es una lectura visual muy compleja, de repente dije, y si hacemos una especie de masa con dos cabezas, le damos un guiño a su pantalón y su mazo, entonces, va a ser suficiente, y funcionó muy bien, fue mucho más interesante, jugar con cada gigante y su color característico, cada uno es diferente en su entorno y vas jugando con las posibles historias que tienen los personajes.

Tenemos un dragón, he creado muchos dragones, pero dije, ahora cómo hago a este dragón, lo cambiamos y le ponemos dos cabezas, pero no las pongamos normales, porque vamos a jugar con otro concepto de gigantes. Una vez aterrizado el concepto, lo demás fluyó muy bien, básicamente son como piedras gigantescas, no solo humanos grandes, sino que cuentan una historia, son productos del bosque que se trenzan los cabellos, tienen la suerte de ser gigantes, ¡hay muchísimas maneras en las que podemos imaginar a un gigante!

¿Qué ilustradores admiras?

Admiro a muchísimos ilustradores, todos los días encuentro un ilustrador nuevo para apreciar. Me gusta mucho la que hace Chris Sanders; Bobby Chiu me puede fascinar; en México hay ilustradores fantásticos que están dando mucho de qué hablar, hacen cosas fantásticas y se vuelven dignos de admiración en todo momento. Todos los días encuentro a alguien más a quien admirar como, por ejemplo, Mar Maremoto, ¡me encanta! También, hay una gama increíble de gente que está haciendo cosas muy interesantes y que no necesariamente están en lo mío, porque no es lo mismo admirar a alguien, que seguir su trabajo para alimentar el tuyo, siempre trato de no hacerlo, los admiro por lo que son y por lo que hacen, a la hora de hacer mis cosas las hago diferentes, con todas sus carencias y sus virtudes. No estás tratando de admirar a alguna figura específica, lo hago por el hecho estético y fantástico de lo que hacen, para lo que sirven sus artes visuales, que es verlas, nos regocijen, nos hagan cosquillas en la cabeza y en el corazón, y a la hora de hacer lo que me toca, intentar olvidar todo eso.

Dejando de lado tus ilustraciones, ¿qué libro es el que más has disfrutado?

Definitivamente, La caza del Snark. Tuve que hacer la traducción, porque es un poema de Lewis Carroll, el autor de Alicia en el País de las Maravillas. No solamente es un personaje que vivió hace 150 años al otro lado del mundo, en un contexto en donde no había globalización y donde cada quien, cada pueblo y cada lugar, tenían su propia idiosincrasia, su manera de vestir y de hablar, esas maneras particulares del lenguaje también dejaron de existir, se quedaron en desuso, y eso es muy interesante, estar abrevando las palabras que inventa y hacer esa distinción entre, cuál es el lenguaje viejo que usa esas palabras que ya no se utilizan, pero que están ahí, ya no existen, incluso hay oficios enteros que no existen, de repente están las que se inventa y hace la diferenciación de todo. Además, es un poema que debe ser rimado, porque los ingleses y los mexicanos rimamos de maneras muy diferentes. Fue un trabajo muy lindo, verdaderamente una labor titánica, me salían escamas, cuernos y alas, al principio no lo lograba porque fue muy complicado, pero, fue un experimento muy lindo.

Con Lewis Carroll, el autor de Alicia en el País de las Maravillas, Alicia a través del espejo y La caza del Snark, nunca es fácil, pero quería desde el principio hacer este título, porque los primeros dos ya estaban muy hechos, con historias muy contadas, el tercer título casi nadie lo conoce, era mi oportunidad de realmente hacer algo que nadie había visto, hay dos o tres versiones a nivel mundial, por eso se me antojaba y como hice la traducción, dije, bueno, todos y cada uno tienen pedacitos de mi corazón. Entre sus tintes, La caza del Snark, es el que definitivamente me llama más la atención porque lo disfruté muchísimo.

¿La portada que más disfrutaste hacer de los cinco libros que tienes ilustrados?

Son sabores distintos, todas me gustan, tienen una magia y tienen su momento, se les dio lo mejor que se pudo. Me encanta cómo se ve gráficamente todo el contexto del libro de Peter Pan, si te fijas en la portada, no sale Peter Pan, esa es la parte que más me interesa, el protagonista sale en la contraportada, es una idea que me encanta, es cómo se funden tantas historias en cuatro una y que están sucediendo en un mismo instante, porque cada una te va contando algo.

¡Alicia en el País de las Maravillas me encanta!, porque es una ilustración que me fascina y quiero mucho, son de esas decisiones que tomas a la hora de estarlo elaborando. Por ejemplo, tenemos a la Reina de corazones siendo la Reina de corazones, con una baraja que nunca es identificada, esta ilustración me encanta y ponerla en portada para mí era necesario, cuando les dije, quiero llevar esta imagen en la portada, quiero que sea la puerta de entrada, me dijeron, no puede ser portada, no hay manera, y dije, cómo no, es una portada que me encanta, justamente por ser una puerta y me encanta muchísimo.

Un poco sucedió con El Principito, ver cómo integramos una imagen que nos transmita, creo que es una portada y una contra que quiero mucho. Todas tienen su momento y su lugar, este fue el primero y me encantó, fue el primer experimento y nos salió muy bien, afortunadamente, pero era muy fácil también quedar muy mal, porque los clásicos, no seré el primero ni el último que haga un Principito, por ejemplo, pero es como la suerte de buscar qué hay.

No tengo redes sociales, pero no es una necedad anárquica ni mucho menos, sino que, trabajo para niños y niñas, siento que ellos no tienen nada qué hacer en las redes y no les voy a dar esa tentación, se van a meter igual, pero que no sea por mi culpa, por eso no tengo redes.

Se viene todo un circuito de ferias de libros, en donde siempre estamos: la Feria de Mexicali, la Feria Universitaria de Veracruz, la FIL de Mérida, la FILCO de Coyoacán, acabamos de estar en Minería y todo el tiempo hay eventos en donde uno está participando. No tengo redes, pero todas las editoriales tienen redes sociales, muchas veces me entero de lo que voy a hacer por amigos, quienes me dicen, oye vimos que vas a estar en cierto lugar, y digo, bueno si ahí lo dice es porque ahí voy a estar. Es mucho más fácil poner en hashtag, #JuanGedovius y seguro aparecerá todo el calendario de cosas que sucedan y en donde me voy a estar presentando.

Los invito a que conozcan esta colección, está padrísimo y recién salidito, Jack el Cazagigantes, estoy muy contento, aprovechen para echarse un clavado en todos estos libros porque están bien padres y hechos para ustedes, ojalá que les gusten mucho, yo disfruté muchísimo hacerlos y se los recomiendo, finalizó.