Durante Día de muertos, San Miguel de Allende se transforma en un espectáculo de colores y sabores con ofrendas que celebran la vida y la muerte.
San Miguel de Allende se prepara para celebrar uno de los eventos más emblemáticos de su rica herencia cultural: el Día de muertos. Esta festividad, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ofrece una ventana única al alma mexicana, entrelazando tradiciones ancestrales y expresiones artísticas que honran a los seres queridos que han partido.
El Día de muertos es una celebración vibrante que fusiona el respeto por la muerte con la alegría de la vida. En San Miguel de Allende, las calles se transforman en un lienzo de colores, con altares y ofrendas, en un espíritu comunitario que resuena en cada rincón. En este contexto, las tradiciones, como la elaboración de calaveras de azúcar y el uso de flores como cempasúchil, simbolizan la conexión entre el mundo de los vivos y los muertos.
En este vibrante contexto, NUMU Boutique Hotel se convierte en el refugio ideal para quienes desean sumergirse en la esencia del Día de muertos. Este año, se enorgullece en presentar una intervención decorativa inspirada en esta festividad, diseñada por la talentosa florista Valeria Mendoza, de la florería Tazas & Pétalos en Querétaro. Esta intervención, que adorna la entrada del hotel, es una obra visualmente cautivadora que invita a los visitantes a detenerse y conectarse con las raíces culturales de México, a través de un homenaje creativo y conmovedor.
Para complementar esta experiencia, los días 1 y 2 de noviembre, NOIA, su exclusivo restaurante en la terraza, ofrecerá una cena de tradiciones otomí: Sabores del Mictlán, creada por el Chef Omar Tovar, que presenta un menú degustación en honor a Guanajuato.
La cena Sabores del Mictlán incluye una cuidadosa selección de platillos que destacan sabores del mar y de la tierra, acompañados de una interpretación de hanal pixán, la «comida de las ánimas» del pueblo maya, una tradición que celebra el vínculo entre los vivos y los muertos. Entre los platillos imperdibles se encuentra el tradicional pan de muerto, que pone el broche de oro a esta exquisita degustación.
El hotel se suma a la celebración del Día de muertos en San Miguel de Allende, rindiendo homenaje a la memoria de aquellos que han partido. Con un altar impresionante y una cena de tradiciones otomí que da vida a la riqueza de la gastronomía local, los visitantes disfrutarán de una experiencia única que celebra la cultura y el legado de nuestras raíces.