Franco Masini: “Lo más interesante de «Todas las veces que nos enamoramos» es cómo alguien tan angelical y sensible como Julio, mi personaje, puede esconder tanta oscuridad”.
El actor argentino Franco Masini interpreta a Julio Mera en Todas las veces que nos enamoramos. Llegó a Netflix hace unos días precedida de buenas impresiones, y los presagios se han cumplido para aquellos que ya la han visto. Aquí todo lo que nos contó en una entrevista para VM.
¿Cómo conociste el proyecto de Todas las veces que nos enamoramos?
Llegué con el proyecto ya en marcha. Yo me encontraba en Argentina, adonde había vuelto después de hacer Rebelde, y me llamó mi representante y me dijo que me quería ver Diego Betancor, el productor de la serie, para un personaje. Diego ya me conocía porque habíamos estado en contacto años atrás, y fue todo muy rápido. Mandé un selftape, y al día siguiente me dijeron que dos días más tarde me querían volar para España, para hacerlo en vivo, para conocer a Carlos Montero, a Diego y a Georgina, que ya estaba elegida, y para comprobar qué tal funcionaba la pareja. Después de eso me volví a Argentina y a la semana o diez días me confirmaron que querían que formara parte de la serie.
Es un proyecto que hemos disfrutado muchísimo, con un esfuerzo grande de parte de todo el equipo, y estamos muy felices con el resultado. Es una comedia romántica con una historia de amor muy inocente, pero muy compleja y muy profunda, que representa todas las veces que los personajes se enamoran, y todas las que se dejan también.
¿Cuál fue la parte que más te gustó de Julio, tu personaje? ¿Y la más desafiante?
El personaje de Julio tiene un arco muy interesante para trabajar como actor. Detrás de su rostro, de esa sensación tan dulce, tan angelical, hay cierta oscuridad que no le permite disfrutar, que no le permite ser feliz, y que va en contra de lo que él es. De eso se enamora Irene, pero no entiende lo que hay detrás, y por eso también se van dejando. Él no lo puede controlar, y eso para mí es lo interesante como actor, poder abordar esa oscuridad, esas emociones, esos ataques que él va sufriendo a lo largo de la serie, por seguir una carrera que no se había planteado y para la que tampoco estaba preparado emocionalmente.
¿Cómo fue tu relación con Georgina? ¿Cómo trabajaste esa química tan bonita que tienen sus personajes?
Con Georgina fue todo muy guay. Tuvimos mucho tiempo para prepararnos, para ensayar con los directores, y aparte nos juntábamos ella y yo para charlar, para platicar sobre los personajes, para desarmar esas capas y esa pared que uno se pone al principio. Para tomar confianza y luego en el rodaje poder divertirnos y hacer lo que nos gusta. No es lo mismo arrancar una serie y el primer día de rodaje trabajar con alguien a quien prácticamente no conoces que haber estado dos o tres meses ensayando y charlando, con una confianza muchísimo mayor. Tenemos escenas juntos todo el tiempo, escenas fuertes, de todo tipo, y la clave era tener esa confianza necesaria con el otro. Y lo conseguimos.
Un ingrediente muy importante de la serie es la nostalgia por la época universitaria, cuando uno empieza a luchar por sus sueños. Me da la sensación de que ahí hay un elemento muy personal de Carlos Montero. ¿Cómo fue tu relación con él y qué te transmitía al respecto?
Así es, es una serie en la que Carlos está involucrado desde el primer momento, con una impronta muy personal, y estuvo muy atento a todo, desde la elección de los actores a la composición de los personajes, desde el guion, la mirada artística, la dirección… Hemos tenido una excelente relación. Es una persona con la que se trabaja muy bien, y tanto laboral como personalmente me ha aportado todo lo que necesitaba saber sobre Julio. Hemos charlado mucho sobre el personaje, sobre esa sinergia que tiene con Irene, que es lo que mantiene toda la serie, sus idas y venidas, ese deseo de querer al otro pero también ver cómo todo va cambiandoo… Carlos siempre estuvo muy atento y muy presente.
El tema más inesperado de los primeros capítulos es el 11M, que no se plantea desde la tragedia sino desde las consecuencias que tiene en los personajes. Tú conocías lo que sucedió y cómo te trasladó Carlos Montero a ese tratamiento que le quería dar.
Yo me involucré mucho en el tema. Sabía lo que pasó y hablé con ciertas personas que atravesaron aquello, para poder entender cómo es el después. El foco no se centra tanto en el atentado como en los personajes, en cómo los cambia, y cómo en adelante sirve de punto de encuentro para ellos. Vivieron aquello a un día de conocerse, a horas de conocerse, y después todo el tiempo vuelven a ese momento que compartieron juntos, que fue trágico pero que a la vez los arraiga y los afianza.
¿Entonces hablaste con supervivientes del atentado?
Sí, y Georgina también lo hizo. Fue interesante para tener una base de qué fue aquello, cómo fue vivirlo, pero a nivel de ficción, lo tomamos como punto de partida de los cambios que viven los personajes. A Julio le cambia la vida ese momento, y empieza a ser actor a pesar de que nunca se lo había planteado.
Volviendo a Julio, uno de sus principales conflictos es esa especie de síndrome del impostor respecto a su carrera de actor, y a su frustración por haber sido incapaz de salir de personajes para adolescentes que no le motivan mucho. Me parece que es algo con lo que muchos actores jóvenes pueden conectar. ¿Tú te identificaste con eso?
Creo que Julio no eligió la carrera que tomó, y yo sí. Haber elegido esta carrera, la actuación, para mí implica un constante deseo de estar en movimiento, aprendiendo y saliendo de la zona de confort. Es lo que intento para no estancarme, y para justamente no sufrir ese síndrome de impostor de Julio, de decir, “vale, me salen estas oportunidades y me estanco, no hago otra cosa”. Sentir que no puedes cumplir ese deseo de seguir creciendo para mí no es agradable. Por eso busco estar en movimiento. Siento que cada proyecto que hago me aporta cosas distintas, distintas herramientas que me hacen seguir evolucionando desde el punto de vista artístico.
Otra cuestión que sufre Julio, sobre todo en su relación con el director Óscar Romano, es la cosificación sexual. ¿Alguna vez has sentido que se te valorara más por tu físico que por tu talento, o cierta presión estética para mantenerte en la industria?
No, no es algo que haya pensado nunca. Nunca he tenido que hacer nada, ni malo ni bueno, para conseguir cualquier personaje, o para sentir que pertenezco a tal lugar. Mi búsqueda no ha sido nunca respecto al físico, sino hacia lo que tiene que ver con el actor. Para mí, el desafío de dar vida a Julio era explorar esa oscuridad que tiene por dentro, cómo alguien con esa mirada, tan inocente, tan sensible, puede estar atravesando algo tan oscuro. Eso es lo interesante del personaje, lo que me hizo clic y me dio una dirección para trabajar.
Julio no se lleva nada bien con las críticas ni con las redes sociales. ¿Cómo vives tú, que tienes 2 millones de seguidores en Instagram, la relación con tus fans y esa gestión de reacciones en estas plataformas?
Lo de las redes me lo tomo de manera muy natural. Mi forma de hacerlo es no pensarlo; si tengo ganas de subir algo lo subo, si tengo ganas de comentar algo lo comento, muestro lo que quiero, y no me limito. Pero soy una persona muy tranquila, no suelo tener conflictos ni soy muy extremo con nada. Obviamente hay gente a la que le gustas y gente a la que no, pero eso es algo bueno. Toda crítica constructiva hacia mi trabajo o mi persona obviamente la tendré en cuenta.
Para mí la clave es no dejarse engañar, ni por los buenos comentarios, que son muchos, ni por los malos, que también son muchos. Entiendo que a la gente puedan afectarle y transformarle ambas cosas. Hay que mantener una mirada sana y neutral, de no casarse con lo bueno ni con lo malo, que nada te haga creer distinto de lo que eres, simplemente seguir siendo y haciendo con los pies en la tierra.
¿También fue así en el comienzo de tu carrera? Cuando eras más joven no te sentías deslumbrado por la fama
Trabajar desde tan chico ha hecho que todo lo que tengo y todo lo que soy hoy en día, bueno o malo, sea consecuencia de mi esfuerzo, tanto el seguidor de redes sociales como la gente que me reconoce por la calle y me pide una foto. Pero de chiquito nunca pensé en eso. Cuando el objetivo es otro, lo demás es una consecuencia, y uno lo disfruta y lo agradece, pero mi meta es actuar y ser feliz haciéndolo. Uno puede cambiar o sentirse cambiado cuando el objetivo es al revés, cuando uno quiere ser famoso. Pero, ¿a qué coste quieres fama o seguidores en redes sociales? La gente que me sigue puede estar ahí o no en un futuro, pero muchos me siguen desde chico en cada cosa que hago, y siento que voy creciendo con ellos.
Para la gente de España que no te conozca, ¿cómo fueron tus inicios en la interpretación? ¿Fue antes la actuación que la música?
Mi primer trabajo fue a los 12 años y debuté haciendo Ricardo III, de Shakespeare, en inglés, con un profesor mío, en un teatro británico aquí en el centro de Buenos Aires, durante tres meses. Y años después empecé en las series casi sin pensarlo, con una de estas historias de película en las que alguien te vio, terminas haciendo un piloto, de golpe ese piloto se vende a una cadena y ya estás saliendo en la tele. Arranqué en Disney Channel, donde estuve cuatro o cinco años, un período muy largo que me permitió obtener muchas herramientas desde muy chico. Y luego fueron surgiendo otras oportunidades: El clan, novelas de Argentina, más teatro… Siempre he estado creciendo desde los 11 o 12 años, y hoy miro para atrás y ya son más de 15 que estoy en esto. Qué increíble. Y viviéndolo de forma tan natural, siempre con el objetivo de crecer, absorber y aprender para ser el día de mañana un mejor artista.
Respeto a lo de la música, si bien empecé actuando, cantar me gustaba mucho y lo veía como una herramienta añadida muy interesante. Así que me planteé explorar ese mundo, entrenando y estudiando, también probando otros instrumentos, y ya de adulto saqué algunas canciones. Pero esa faceta es un poco más personal, donde me siento libre y cómodo de escribir, haciéndolo a mi tiempo y a mi manera. Mi foco principal obviamente es la actuación, y en eso pongo mi energía, pero lo otro lo disfruto mucho. Es un lindo espacio para seguir creando y alimentando a este artista que llevo dentro.
En los últimos años has participado en Rebelde, el reboot de la famosa serie adolescente mexicana, pero en Argentina también surgió Rebelde Way, que imagino que sería tu referencia más cercana. ¿Cómo fue esa experiencia?
Es cierto, yo de chiquito veía Rebelde Way, pero esto es otra cosa. Además, la creadora de la serie, Cris Morena, es argentina, y yo era el argentino dentro de la serie. Fue muy guay y muy especial irme desde Argentina a México, y Cris me deseó suerte y me dijo que en parte iba a representarnos a todos. Fue muy linda experiencia hacer algo en otro país, donde yo era el único argentino, y estaba con mexicanos pero también colombianos, gente de Brasil… Fue un esfuerzo muy grande, porque sucedió durante la pandemia, y el tema de los protocolos lo hacía todo muy complicado.
Otra curiosidad es que tú hiciste de Toni en Cuéntame, pero la Cuéntame argentina, basada en la serie española. ¿Cómo recuerdas aquello?
Esa experiencia fue increíble. Cuéntame es uno de los proyectos más lindos, sobre todo por la historia. Si bien es una serie española, estaba adaptada a la historia argentina. Fue un gran aprendizaje para mí hacer algo en una época tan importante para nuestro país, con la dictadura, donde hubo muchos cambios y mucho sufrimiento. Yo no había nacido entonces, así que meterme en la piel de un chico adolescente de aquella época fue muy interesante.
Gracias a series españolas de Netflix de los últimos años hemos conocido a otros actores argentinos, como Lali Espósito, de Sky Rojo, con quien también has trabajado, o Valentina Zenere, de Élite. ¿Te gustaría seguir trabajando en España?
Por supuesto. España es un país que me encanta, y Madrid es como mi segunda casa. Para mí es un orgullo formar parte de esta serie, y siento muchas ganas de seguir haciendo carrera allá. Es un mercado con muy buen criterio, con muchísimo potencial y muchísimo talento. Lo he descubierto gracias a los actores con los que he trabajado, con los directores, con los productores… Todos tienen esa misma pasión y cuando se juntan para trabajar surgen cosas como esta. Habrá que seguir por ahí.
¿Te ha costado mucho estar lejos de tu familia mientras rodabas en España y México? ¿Cómo has llevado eso?
Obviamente siempre cuesta dejar la casa de uno, el lugar donde uno se siente cómodo, donde uno está tranquilo… Todo cambio genera nuevas experiencias y ciertos riesgos, porque uno no sabe qué se va a encontrar. En el caso de México me costó más, porque estaba la pandemia de por medio y no se podía hacer mucho, sobre todo la parte más social. Pero en el caso de Madrid, siempre me sentí como en casa. Desde el primer día que llegué tuve muchas ganas de disfrutar cada momento, así que nunca lo extrañé lo suficiente como para decir “quiero volver ya”. Fue una experiencia completamente increíble. Todos los recuerdos e imágenes de los meses que estuve trabajando y viviendo en Madrid son lindos. Con eso me quedo. Siento que la serie representa esa sensación que tuve, un lindo y agradable reflejo de lo que es Madrid.
¿Qué hace Franco Masini cuando está agobiado o ansioso? ¿Qué te ayuda a estar en el presente y con los pies en la tierra?
Obviamente me ayuda mucho estar con mis seres queridos. Me gusta correr. Estoy corriendo todo el tiempo. Es el lugar donde mi mente se libera y donde mis pensamientos descansan y donde la ansiedad baja. Cuando no estoy trabajando, me ayuda mucho inspirarme viendo series y películas, yendo al cine. Soy fanático del cine, y para un artista es inspirador ver el trabajo de otros, y decir “quiero explorar esto”. Leer me ayuda mucho. Leo muchas novelas, a Murakami, y así desconecto. También escuchar música. Ahora empecé a encontrar cierto gusto a cocinar. Me libera y me despeja, porque mi cabeza nunca frena. Siempre estoy haciendo 800 cosas a la vez, soy muy activo, y cuando estás cortando un tomate, tienes que centrarte solo en eso (ríe).
Por último, ¿de qué proyectos a futuro nos puedes hablar?
Por el momento no puedo hablar mucho. Ahora estoy centrado en el estreno de la serie y muy contento viendo qué va a deparar. Tengo algunos proyectos de cine que estoy evaluando, leyendo historias a ver qué puedo aportar a los personajes. Así que con calma, pero con mucho por delante y muchas ganas de seguir aprendiendo, de estudiar, de absorber, de adquirir herramientas para sentirme más seguro de mí mismo.